domingo, 9 de diciembre de 2012

El Rally Dakar ¿contribuye a valorar los humedales altoandinos?


En enero de 2013 el Rally Dakar recorrerá Argentina y Chile por quinto año consecutivo. La competencia se ha centrado desde su arribo a Sudamérica en ambientes altoandinos y puneños. Estos ambientes contaban previo a la llegada del Rally Dakar con un creciente público que los visitaba buscando los magníficos paisajes del desierto altoandino y sus oasis de lagos salados y vegas. Este marcado crecimiento fue acompañado por el desarrollo de servicios turísticos por parte de los pobladores locales abriendo la posibilidad a un turismo comunitario que busca ser respetuoso de la naturaleza y en muchos casos vinculado a la conservación de las áreas protegidas.

Las altiplanicies andinas se caracterizan por presentar condiciones extremas, grandes amplitudes térmicas diarias, aridez, fuertes vientos y drásticos cambios estacionales. Albergan una gran cantidad de seres vivos que se concentran en los humedales altoandinos -salares, lagunas, bofedales y vegas-. Muchas de estas especies están exclusivamente adaptadas al ambiente Altoandino y permanecen allí todo su ciclo de vida como la vicuña o el gato andino, o bien retornan todos los veranos como los flamencosaltoandinos y los chorlos y playeros migratorios. Pese a su rigurosidad climática estos ecosistemas son sumamente frágiles.


El Rally Dakar produce en estas áreas visibles daños físicos. Estos impactos resultan en erosión, pérdida de suelo, daño a costas y márgenes de ríos y compactación del suelo. Respecto de la fauna silvestre y doméstica se registran muertes por atropellos, pérdida de juveniles en zonas de reproducción y anidamiento y efectos indirectos por disturbios al suelo, agua y vegetación. Se ha comprobado que el paso de vehículos acelera el ritmo cardíaco y función metabólica de los animales y aumenta su nivel de stress causando fallas reproductivas o mortalidad.

La escasa y valiosa vegetación sufre el aplastamiento del follaje, raíces y semillas, o simplemente el arrancamiento de pequeñas plantas de raíz. La circulación de los vehículos permite el ingreso de plantas exóticas invasoras e inhibe la restauración de la cobertura vegetal dañada. Adicionalmente, el Dakar produce daño a sitios de importancia arqueológica, científica e histórica y la multiplicación de huellas facilita la caza y pesca furtiva. Durante la competencia existe un grave peligro para la seguridad de los pobladores locales, incluso de muerte por atropellamiento, y se introducen contaminantes al aire y al agua, además de la contaminación sonora particularmente nociva para la fauna.

Los competidores del Rally Dakar no registran el paisaje. La ejecución de las pruebas caracteriza a la naturaleza como un obstáculo, un desafío, un contrincante a derrotar. Populariza la mirada sobre los ecosistemas altoandinos como espacios recreativos para poner a prueba habilidades de manejo o la calidad de los vehículos 4x4, fundamentalmente promueve el turismo fuera de ruta. La promoción turística del rally ofrece los paisajes andinos para la aventura off-road, ignorando su fragilidad. Destaca de estos ambientes su vastedad, su clima desafiante y la dificultad del sustrato, invisibilizando sus verdaderos valores.

Es así como con la falacia de promocionar el turismo a lugares remotos y bellos, el Rally Dakar promueve su destrucción y degrada la calidad de vida de sus habitantes y la experiencia de los visitantes, respetuosos de la naturaleza y la cultura andina. El accionar delRally Dakar y su mensaje vuelven vacua e ineficaz cualquier campaña de difusión y educación por el respeto y cuidado de estos ambientes. Reducen a esta única dimensión competitiva la magnificencia del altiplano, lo silencian, lo vuelven adversario y consecuentemente lo destruyen. 

Por Amelia Clark y Patricia Marconi

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