Publicamos esta nota de Cancha LLena que si bien incurre en un subregistro de las muertes, ya que la organización oculta la mayor parte de los accidentes luctuosos, refleja el costo humano de esta competencia. Costo que pagan además quienes no compiten y en muchos casos ni siquiera son espectadores o seguidores de la misma. Es valioso que esta información se difunda en estos medios masivos, aunque lamentamos que les haya llevado tanto tiempo comenzar a reflejar el componente destructivo y letal del Rally Dakar.
El peligro se repite de África a Sudamérica: 63 vidas en 36 años
Apenas 11 kilómetros cronometrados, una pequeña prueba que servía para el ordenamiento de la etapa de hoy, entre Rosario y Villa Carlos Paz, fueron suficientes para provocar estupor. El rally Dakar 2016 , una prueba de exigencia física y pericia conductiva, borró de la peor manera las imágenes festivas de la simbólica largada en Tecnópolis, en la primera jornada. El recorrido histórico de la carrera tiene episodios dramáticos, accidentes que arrancaron 63 vidas en los 36 años de competencia. Pilotos, copilotos, periodistas y espectadores que desean mirar desde cerca a esos vehículos portentosos, víctimas del raid más peligroso del planeta.
Las cercanías de Arrecifes, el escenario de un despiste que dejó como saldo 10 heridos, uno de gravedad. El Mini conducido por la china Guo Meiling, en su recorrido descontrolado, embistió a los fanáticos y desató el pánico. Seis años atrás, la primera jornada tuvo un luctuoso inicio, cuando la camioneta Desert Warrior N° 418, manejada por el alemán Mirco Shultis y navegada por el checo Ulrich Leardi, atropelló a nueve personas, provocándole la muerte a Natalia Sonia Gallardo, que junto con su marido Edgardo Saldaño y su hija Valentina observaban el recorrido en la localidad cordobesa de Alpa Corral. Un año más tarde, el piloto Eduardo Amor (Toyota Hilux N°410), en un tramo de enlace chocó contra el Rastrojero conducido por Marcelo Reales, de 42 años, quien murió en el acto, en las adyacencias de Tinogasta, en Catamarca.
También se produjeron decesos sin la participación de los participantes, como en 2009, cuando un auto particular y un camión de asistencia colisionaron en el tramo entre La Serena y Ovalle, en Chile, con un saldo de dos muertos; en 2012, dos aficionados, un hombre de 37 años y su hijo de 11 se estrellaron en su avioneta, mientras realizaban un seguimiento de los pilotos. Ese año, un espectador colombiano, a bordo de una moto, también murió en su afán de escoltar el recorrido.
Las imágenes impactantes que antes llegaban desde África, con accidentes escalofriantes en pequeñas aldeas, ahora se repiten en el extremo sur del continente americano. La primera víctima que no era parte del raid fue un niño maliense, en 1982. Desde entonces, 15 personas fallecieron hasta que se publicó por primera vez el nombre de un "no piloto" que falleciera en el París-Dakar. Fue Boubakar Diallo, un niño guineano, de 10 años, quien fue atropellado entre Lobé y Tambacounda. Otro jovencito, de 12 años, murió al ser embestido por un camión de apoyo logístico en Senegal, en aquel 2006.
Fuente: http://canchallena.lanacion.com.ar/1859017-el-peligro-se-repite-de-africa-a-sudamerica-63-vidas-en-36-anos